From PRI:
Spain’s General Society of Authors and Editors (SGAE), announced today that Pedro Pubill Calaf, better known as Peret, died today at the age of 79 in Barcelona. Peret’s official website reported that he died of cancer. Peret was best known as “the father of Catalan rumba”, a musical style developed by merging Spanish gypsy rumba with mambo and guaracha. In 2010, Peret received the Lifetime Award from Spain’s Academy of Music, granted by the SGAE and AIE, in recognition of his professional career.
Peret recorded over 250 songs as a composer and lyricist. He wrote unforgettable songs that became part of Spanish popular tradition, such as ‘Borriquito’ (little burro or donkey), ‘Una lágrima cayó en la arena’ (A tear fell in the sand ), ‘Gitana hechicera’ (Gypsy sorceress ), ‘El jilguero’( The Goldfinch ) and ‘Que levante el dedo’ (Raise the finger ), to name only a few.
Members of the Board of the General Society of Authors and Editors expressed their condolences to the family and friends of the great artist.
Peret was born in Mataró in 1935, but grew up in Barcelona’s El Raval barrio. There, gypsy clans carried out a musical revolution led by Peret. The gypsy rumba mixed with guaracha and Perez Prado’s mambo gave birth to a new genre: the Catalan rumba. It featured the percussive strumming known as the hand fan. “That trick so ingenious and easy to implement,” said Catalan rumba renovator Gato Pérez.
Peret had a free and happy childhood, learning in the streets and markets, where he accompanied his father, a textiles dealer whom everyone knew as the half friend (Mig Amic). That’s how Peret titled one of his songs, a tribute to his father.
The boy had a musical vocation unknown to his family. Soon, the guitar became his best friend and his innate wit helped him at rumba parties that took place in the clothing markets. Peret changed his life after a motorcycle accident he had at 16. At that time, music became his full-time career. From there, Peret went on to perform at the Victoria Theatre, released his first singles, moved to Madrid in the late 1960s, and reached immense popularity in the 1960s and 70s, a time when disco DJs set aside a space for his rumbas.
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From El Mundo:
Pedro Pubill Calaf, el artista conocido como Peret, ha muerto en Barcelona a los 79 años, unos meses después de anunciar que padecía cáncer y 60 años después de inventar el género de la rumba catalana, una de las aportaciones más auténticas que ha dado España a la música popular.
Aunque, en realidad, eso de la invención de la rumba es una de esas leyendas peretianas, encantadoras y llenas de picardia. La rumba catalana nació porque lo natural era que naciese; no vino de un mente preclara, y eso que la de Peret lo era, sino de un mundo que ya quería ser moderno, guasón y mestizo, y que no sonaba a copla ni a sardana ni siquiera a cante jondo. En realidad, la rumba nació simultanemanete en dos zonas de Barcelona, en la calle de la Cera, por el Raval (la calle de Vázquiez Montalbán), donde reinaba Peret; y en el barrio de Gràcia, donde el chico listo era Antonio González, el Pescaílla, el marido de Lola Flores. Peret dijo siempre que lo 'del Pesca' estaba bien, sí, pero que no era exactamente rumba catalana, que sólo lo suyo era 'pata negra'. Pero, ahora que ya ha pasado todo, no hay por qué darle más vueltas.
Además, si hiciéramos sociología de la rumba, veríamos que Peret y el Pescaílla tenían vidas paralelas: los dos eran gitanos relativamente prósperos. La familia Pubill-Calaf salía adelante con la venta de textiles, igual que los González se dedicaban al flamenco con cierto éxito. No busquen demasiadas escenas de miseria y sordidez. Después llegó el debut temprano (con 12 años, en el Tívoli, acompañado de la prima Pepi) y, un poco más tarde, el hallazgo de que el flamenco, alejado de sus fuentes y aligerado con un compás de cuatro por cuatro (robado de la música cubana que también había llegado al Puerto de Barcelona), podía tener un encanto irresistible.
Y descubrir aquella mezcla tuvo que ser como echarle coca-cola al ron por primera vez. No había nada comparable por entonces en las radios, ya que el rock no había llegado, al tango ya se le había pasado su momento, el flamenco era aún un asunto de señoritos que daban propinas a los gitanos en las ventas, y las coplas y la canción española... ¿Quién querría bailar una copla pudiendo bailar una rumba?
Peret fue el protagonista de ese momento, su mejor intérprete y también su caricatura: chuleta, locuaz, encantador, golfo. Hacía cabriolas con la guitarra igual que El Cordobés con los toros (aquello del ventilador), protagonizaba películas malísimas y cantaba versos un poco bobos sobre borriquitos y lágrimas en la arena, porque la música popular es así, un poco vulgar y esa es parte de la gracia. Pero el caso es que por esos equívocos, los chicos con aspiraciones intelectuales de la generación de Peret no se dieron cuenta del genial invento que era la rumba. ¡Como si las películas de Elvis fuesen buenas! Luego, un día vimos a Los Manolos en los Juegos Olímpicos y en España caímos en que todos podíamos sentirnos bastante orgullosos de esa música barcelonesa.
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